Las muchas cosas que toda mujer debería dejar de hacer
Suele decirse que las peores enemigas de las mujeres somos nosotras mismas y, aunque la idea sea un tópico, es bastante cierta. Tendemos a volvernos locas de tanto buscar la perfección en nuestras experiencias, relaciones y personas, y, la verdad, es agotador. Por eso, en HuffPost Women, hemos decidido plantearnos un reto: dejar de hacer varias cosas (por supuesto, una cosa es decirlo y otra hacerlo, pero, para recurrir a otro cliché, si a la primera no lo conseguimos, no hay que darse por vencidas).
1. Pedir perdón todo el tiempo. Múltiples estudios demuestran que las mujeres dicen "perdón" mucho más que los hombres. Nos parece muy bien asumir la responsabilidad de un error que hemos cometido, pero decir "lo siento" sin parar, por pedir al camarero que divida la cuenta, decir a un chico que mejor preferimos salir otra noche o contarle a una amiga nuestros problemas, no sirve de nada, sino todo lo contrario. No hace falta explicar todo lo que hacemos. Tenemos derecho a nuestras propias preferencias y decisiones.
1. Pedir perdón todo el tiempo. Múltiples estudios demuestran que las mujeres dicen "perdón" mucho más que los hombres. Nos parece muy bien asumir la responsabilidad de un error que hemos cometido, pero decir "lo siento" sin parar, por pedir al camarero que divida la cuenta, decir a un chico que mejor preferimos salir otra noche o contarle a una amiga nuestros problemas, no sirve de nada, sino todo lo contrario. No hace falta explicar todo lo que hacemos. Tenemos derecho a nuestras propias preferencias y decisiones.
2. Decir que sí a todo el mundo. Sí, puedo quedar contigo a tomar un café a pesar de que estoy agotada y lo único que me apetece es irme a casa y meterme en la cama. Sí, puedo leerme tu currículum aunque estoy desbordada de trabajo. Sí, podemos salir con esa especie de novio que tienes y su horrible amigo que está de paso por aquí. Dejemos de decir "sí" cuando no queremos decirlo. La gente respeta más a las personas que fijan unos límites.
3. Decirnos "no" a nosotras mismas. Muchas mujeres pasan una barbaridad de tiempo decidiendo lo que no pueden hacer, o no deben hacer, o no son capaces de hacer. No permitamos que nuestras inseguridades y nuestras angustias decidan por nosotras porque lo único que conseguiremos es perdernos un montón de experiencias que merecen la pena. Lo que hay que hacer es hablar con ese grupo de gente con el que creemos no encajar, trasnochar de vez en cuando aunque nos parezca que no deberíamos y permitirnos una festín ocasional aunque no nos haga falta.
4. Pensar que la comida es nuestro enemigo. A las mujeres se nos suele dar a entender que lo que más debe preocuparnos es nuestro aspecto. Debemos llevar el cabello suave o con unos rizos perfectos, maquillaje a todas horas -pero un maquillaje que parezca natural- y unos cuerpos fantásticos (es decir, delgados). En nuestra lucha para cumplir estos criterios imposibles, es fácil que acabemos pensando que la comida es algo con lo que hay luchar, no de lo que hay que disfrutar. Hay que ser conscientes de lo que nos metemos en el cuerpo -al fin y al cabo, es el único que tenemos-, pero no caigamos en lo de sentirnos culpables. Debemos saborear esos ñoquis con gorgonzola o ese helado de chocolate o esos tomates recién cogidos. La comida no debe ir acompañada de ningún arrepentimiento. Como escribió Nora Ephron: "He cometido muchos errores en el amor, y me he arrepentido de la mayoría de ellos, pero nunca de las patatas que les acompañaban como guarnición".
5. Criticar nuestro físico, tanto en voz alta como mentalmente. Debemos dejar de pensar que estamos horribles, punto. No sirve para nada, a no ser que estemos tratando precisamente de resolver problemas de ese tipo con nuestro psicólogo.
6. Sentirnos como unas impostoras cuando tenemos algún triunfo profesional.Los hombres no suelen hacerlo, pero sí las mujeres, que solemos dudar si merecemos nuestros éxitos. Debemos empezar a valorar nuestros logros sin más. Ese nuevo trabajo, ese ascenso, ese título, ese reconocimiento público, nos lo hemos ganado.
7. Quitar nuestro nombre a todas las fotos "desfavorecedoras" de nosotras que están en internet. Es normal no querer que la foto en la que aparecemos parpadeando sea nuestra foto de perfil en Facebook, pero nos angustiamos innecesariamente cuando nos empeñamos en eliminar todas las fotos que no nos muestran con una luz maravillosa y haciendo algo estupendo. No solo es una forma más de obsesión por nuestro aspecto -al fin y al cabo, cada uno cuelga lo que quiere y no podemos controlarlo-, es que además los álbumes de fotos en la red han sustituido en gran parte a los tradicionales, y es posible que ahora no queramos recordar el extraño gesto que hicimos en la fiesta de graduación de nuestro hermano, pero a lo mejor más adelante nos gustaría revivirlo.
8. Comparar nuestra vida real con la vida virtual de otra persona. Pasar todo el tiempo obsesionadas con nuestra vida en la red puede ser angustioso, pero también lo es obsesionarnos con las vidas virtuales de otros. Los estudios demuestran que la adicción a Facebook tiene una correlación con la baja autoestima. ¿Cómo no va a sentirse mal alguien que dedica el lunes por la noche a recorrer las fotos de vacaciones de su expareja o a leer los comentarios entusiastas de esa amiga que trabaja en el sector de la moda durante una fiesta llena de famosos? En vez de compararnos sin cesar, cosa que las investigaciones muestran que puede multiplicar los sentimientos de depresión, lo que debemos hacer es apagar el ordenador y disfrutar nuestro momento. Que, por lo menos, es real.
9. Aferrarse a los sentimientos de arrepentimiento y de culpa. "Estoy en contra del arrepentimiento", dijo Lena Dunham en el New Yorker Festival de 2012. Estas dos emociones no suelen servir más que para atormentar a la persona que las siente. Debemos ser conscientes de ellas y después seguir adelante lo mejor que podamos.
9. Aferrarse a los sentimientos de arrepentimiento y de culpa. "Estoy en contra del arrepentimiento", dijo Lena Dunham en el New Yorker Festival de 2012. Estas dos emociones no suelen servir más que para atormentar a la persona que las siente. Debemos ser conscientes de ellas y después seguir adelante lo mejor que podamos.
10. Llevar zapatos de tacón a diario. Vean este gráfico tan terrible y luego convénceme de que es una buena idea condenar a nuestros pobres pies a los tacones de manera constante. A todas nos encanta un precioso par de zapatos de salón, pero ir cómodas (la mayor parte del tiempo) no solo hará que sea mucho más agradable ir al trabajo, sino que hará que nuestros pies sean mucho más felices durante años. Y hay muchos zapatos planos la mar de elegantes.
Autor : Salmagaya Salen
Publicado por Salmagay Salen.-
y...recuerden las mujeres son lo
mas bello que el ser Supremo creó.
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