lunes, 13 de junio de 2016

ES QUE YO VALGO MUCHO



ES QUE YO VALGO MUCHO

En una breve conversación entre amigos, un hombre le pregunta a una mujer:
--“¿Qué tipo de hombre estás buscando?”. Ella se quedó un momento callada antes de mirarle a los ojos y le preguntó: 
--“¿En verdad quieres saber?”

--Sí, respondió el. 

Ella comenzó a decir… “Siendo mujer de esta época, estoy en una posición de pedirle a un hombre lo que yo sola no puedo hacer por mí.
Yo pago todas mis facturas. Yo me encargo de mi casa sin la ayuda de un hombre. Y estoy en la posición de preguntar ¿Qué es lo que tú puedes aportar en mi vida?”



El hombre se quedó mirándola, claramente pensó que se estaba refiriendo al dinero. Ella, sabiendo lo que él estaba pensando dijo:
“No me estoy refiriendo al dinero. Yo necesito algo más. Yo necesito un hombre que luche por la excelencia y en todos los aspectos emocionales de la vida.”
El hombre cruzó los brazos, se recostó en la silla y le pidió que se explicara.


Y fue entonces cuando ella le dijo:
“Yo quiero a alguien que luche por la excelencia espiritual, porque el ser humano no sólo es parte material sino también la parte espiritual.
Yo quiero a alguien que luche por la excelencia mental, porque yo necesito a alguien con quien conversar y que me estimule intelectualmente. Yo no necesito a alguien simple. Yo no quiero a un hombre que luche por la excelencia financiera porque yo no necesito un cargo financiero, ni quiero millones de euros; deseo complacer y ser complacida. Yo quiero a alguien suficientemente sensible para que me comprenda por lo que yo paso en la vida como mujer, pero suficientemente fuerte para darme ánimos y no dejarme decaer. Que me ayude cuando hay que ayudar y que me aconseje si estoy errada. Yo quiero a alguien a quien yo pueda respetar. Para poder ser su compañera, debo respetarlo. No puedo ni debo ni deseo convivir con un hombre que no pueda arreglar él mismo sus problemas. Yo no tengo ningún problema con serle fiel. Simplemente él tiene que merecérselo…
¡La mujer puede ayudar al hombre! Yo no puedo ayudar a un hombre que no se puede ayudar a sí mismo.“

Cuando terminó le miró a los ojos y le vio confundido y con interrogantes.
Él le dijo:

“Estás pidiendo mucho.”

Ella contestó:

“Sí, es que yo valgo mucho.”




Autor : Geraldine Ruso
Publicado por : Salmagaya Salen








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