La nariz, los
ojos, las extremidades, el tronco y las orejas, fueron a registrarse con el gran sabio Orula
y este les dijo que tenían que hacer rogación porque podía venir un tiempo en
que estuvieran tan cansados que se iban a dormir.y descuidar muchas funciones de los cuales estaban encargados. Escucharon atentamente a Orula. pidieron permiso y se retirarón
Cuando salieron de
allí cada cual tomó su camino. Los ojos acostumbrados a verlo todo no creyeron
que en algún momento se pudieran cerrar. Las
extremidades, listas siempre para andar los caminos, rieron ante la idea del
cansancio. El tronco no se imaginó en otra posición que no fuera erguido y las
orejas despreocupadas olvidaron la rogación. La nariz fue la única que siguió
el consejo del adivino.y al día siguiente acudió donde el sabio, llevando todos los enseres que este le pidio y su derecho .
Un tiempo después
los ojos sintieron que el cansancio los cerraba. Las extremidades agotadas
necesitaron reposar. El tronco sin apoyo buscó donde acostarse. Las orejas
quedaron profundamente dormidas junto a los demás. En medio de aquel silencio,
solo la nariz quedó despierta.
Desde entonces,
cuando el cuerpo duerme, la nariz
no descansa ni
duerme y siempre está alerta
Salmgaya Salen
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