sábado, 31 de agosto de 2019

COLONIA TOVAR





DATO CURIOSO: las maravillas de la colonia Tovar
Es un refugio en medio de la montaña, un lugar para escaparse. Arriba, lo suficientemente alto como para no ser alcanzado por la rutina y el desenfreno de la ciudad, la Colonia Tovar se yergue entre la naturaleza virgen, donde las flores y las frutas crecen silvestres al alcance de la mano.
Hace 172 años, un grupo de inmigrantes alemanes, 240 hombres y 151 mujeres, viajó a pie durante 112 días para asentarse en estas tierras. Hoy los turistas recorren un trayecto durante un lapso no mayor de hora y media desde Caracas hasta el pueblo. Se toma la vía que conduce al Junquito, la primera parada para desayunar con cachapas y chocolate caliente, y luego derecho hasta Tovar, en el estado Aragua.
En el pequeño caserío alemán parece que se detuvo el tiempo sobre los tejados rojos, los ventanales de madera y los alféizares llenos de hortensias y albahaca. Las calles empinadas huelen a tomillo y romero. Una brisa fría baja desde la cima de la montaña y la neblina cubre los techos con chimeneas. Dentro de las casa de paredes blancas, cruzadas por franjas negras en varias direcciones, las familias se reúnen cada atardecer y comparten el zoowa kaffe, una copiosa merienda con café o chocolate caliente, galletas, mermelada, cuajada con nata y pan.
Los visitantes pueden celebrar esta tradicional comida en cualquiera de los cafés que se encuentran dispersos por la colonia. También están convidados a saborear las salchichas alemanas y polacas acompañadas con repollo marinado en vino, las tartas de durazno y manzana, las fresas con crema y todos los platillos que componen la gastronomía del municipio.
Para quienes nunca la han visitado, la Colonia Tovar es un hallazgo. Un asombro perenne ante tanta naturaleza casi virgen, tantos sabores distintos y la enorme variedad de aromas que se fusionan con la neblina que congela el aliento.


PUBLICADO POR : SALMAGAYA SALEN 



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