OGBE ROSO
EL CAMINO DONDE SE RESUELVE LO IMPOSIBLE
En un pueblo vivía un obá poderoso, el cual oía hablar de un famoso Awó que residía en sus dominios y resolvía lo imposible. Por tales razones preconcibió una prueba para dicho Awó.
Mandó a cercar un lote de terreno con dos puertas juntas, arando la tierra y sembrándola de maíz tostado. En tales condiciones lo mandó a buscar, expresandole lo siguiente: Awó ya que usted es tan poderoso que resuelve lo imposible tiene que demostrarmelo en esta prueba.
Acto seguido lo llevó al lote de terreno predicho, enseñándole una llave de cada puerta y diciéndole: Coja una y abra con ella una puerta. Lo cual fue imposible al tratar de hacerlo el Awó, ya que no pudo con esa, tomó la otra sucediéndole lo mismo.
Entonces el obá dijo: Vamos a coger cada uno una llave, vamos a abrir a la misma vez cada uno una puerta.
Así lo hicieron y se abrieron las dos puertas. Después de esto se vio el sembrado de maíz tostado, el obá le dijo: En un plazo de tres días usted, Awó, tiene que hacerme crecer el maíz tostado que tengo aquí sembrado. A tal mandato del obá el Awó se responsabilizó de hacerlo, entregándole el obá una llave al Awó y él guardándose la otra, le dijo: Awó al cumplirse los tres días los dos abriremos las puertas en las mismas condiciones anteriores, para ver si usted ha podido cumplir mi mandato.
El obá fue para su palacio y el Awó marchó para su ilé, teniendo la suerte de encontrarse a Elegbá por el camino, el cual le preguntó qué pesar le agobiaba.
Entonces el Awó le contó el compromiso en que lo había metido el obá, Elegbá le manifestó: Esa situación yo te la resuelvo si tú me das dos akukó. Contestándole el Awó que estaba de acuerdo, haciéndole la entrega inmediata de los dos akukó.
Márchese tranquilo, dijo Elegbá, eso ya está resuelto. Inmediatamente Elegbá buscó a Shangó y le contó la situación que tenía Orunmila y pidiéndole su ayuda y por la cual le dio akukó a Shangó, él cual quedó en ayudarlo. Elegbá le manifestó que su ayuda consistía en que relampagueara cuando él se lo solicitara, acto seguido Elegbá se fue para su casa poniéndose un delantal con dos bolsillos; uno lleno de maíz crudo y el otro vacío.
Salió de la casa y se dirigió para el lote de terreno creado por el obá y valiéndose de su poder entró en el mismo. Ya dentro le hizo la solicitud a Shangó y éste comenzó a relampaguear, cuya luz facilitó para que Elegbá sacara el maíz tostado sembrado, el cual lo echaba en el bolsillo vacío, sacando del otro bolsillo el crudo, el cual lo iba sembrando. Terminando de realizar ésta obra le pidió a Shangó que lloviera, él que inmediatamente lo hizo.
Después salió Elegbá para la casa de Orunmila al que le informó que ya todo estaba resuelto y que estuviera tranquilo. Al plazo fijado por el obá comparecieron ambos en el lote de terreno, cada uno sacó su llave y abrieron las puertas y pasaron. El obá se sorprendió al ver todo sembrado y nacido el maíz, manifestándole a Orunmila: Me has convencido, es verdad que resuelves lo imposible.
EL CAMINO DONDE SE RESUELVE LO IMPOSIBLE
En un pueblo vivía un obá poderoso, el cual oía hablar de un famoso Awó que residía en sus dominios y resolvía lo imposible. Por tales razones preconcibió una prueba para dicho Awó.
Mandó a cercar un lote de terreno con dos puertas juntas, arando la tierra y sembrándola de maíz tostado. En tales condiciones lo mandó a buscar, expresandole lo siguiente: Awó ya que usted es tan poderoso que resuelve lo imposible tiene que demostrarmelo en esta prueba.
Acto seguido lo llevó al lote de terreno predicho, enseñándole una llave de cada puerta y diciéndole: Coja una y abra con ella una puerta. Lo cual fue imposible al tratar de hacerlo el Awó, ya que no pudo con esa, tomó la otra sucediéndole lo mismo.
Entonces el obá dijo: Vamos a coger cada uno una llave, vamos a abrir a la misma vez cada uno una puerta.
Así lo hicieron y se abrieron las dos puertas. Después de esto se vio el sembrado de maíz tostado, el obá le dijo: En un plazo de tres días usted, Awó, tiene que hacerme crecer el maíz tostado que tengo aquí sembrado. A tal mandato del obá el Awó se responsabilizó de hacerlo, entregándole el obá una llave al Awó y él guardándose la otra, le dijo: Awó al cumplirse los tres días los dos abriremos las puertas en las mismas condiciones anteriores, para ver si usted ha podido cumplir mi mandato.
El obá fue para su palacio y el Awó marchó para su ilé, teniendo la suerte de encontrarse a Elegbá por el camino, el cual le preguntó qué pesar le agobiaba.
Entonces el Awó le contó el compromiso en que lo había metido el obá, Elegbá le manifestó: Esa situación yo te la resuelvo si tú me das dos akukó. Contestándole el Awó que estaba de acuerdo, haciéndole la entrega inmediata de los dos akukó.
Márchese tranquilo, dijo Elegbá, eso ya está resuelto. Inmediatamente Elegbá buscó a Shangó y le contó la situación que tenía Orunmila y pidiéndole su ayuda y por la cual le dio akukó a Shangó, él cual quedó en ayudarlo. Elegbá le manifestó que su ayuda consistía en que relampagueara cuando él se lo solicitara, acto seguido Elegbá se fue para su casa poniéndose un delantal con dos bolsillos; uno lleno de maíz crudo y el otro vacío.
Salió de la casa y se dirigió para el lote de terreno creado por el obá y valiéndose de su poder entró en el mismo. Ya dentro le hizo la solicitud a Shangó y éste comenzó a relampaguear, cuya luz facilitó para que Elegbá sacara el maíz tostado sembrado, el cual lo echaba en el bolsillo vacío, sacando del otro bolsillo el crudo, el cual lo iba sembrando. Terminando de realizar ésta obra le pidió a Shangó que lloviera, él que inmediatamente lo hizo.
Después salió Elegbá para la casa de Orunmila al que le informó que ya todo estaba resuelto y que estuviera tranquilo. Al plazo fijado por el obá comparecieron ambos en el lote de terreno, cada uno sacó su llave y abrieron las puertas y pasaron. El obá se sorprendió al ver todo sembrado y nacido el maíz, manifestándole a Orunmila: Me has convencido, es verdad que resuelves lo imposible.
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